Y sabiendo que algún día se acaba,
y que no debe empezar,
así empezó.
Seguir, sin ver más allá,
sin futuro,
viviendo sólo presente.
Llorar, a veces,
por saber que no hay salida.
Ver muchos claros,
y al día siguiente todo oscuro.
Dentro de todo esto sonrío,
y me pongo tonta, a veces.